El maridaje de una copa de agua y vino es una tendencia creciente que gana cada vez más adeptos. Esta combinación es ideal tanto para la comida como para la cena. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo y sorpréndete de las cualidades que tiene esta propuesta para acompañar las comidas.
Copa de vino y copa de agua: los beneficios para la salud
Seguramente sepas que combinar una copa de agua y vino ayuda a contrarrestar el malestar que puede generar beber alcohol (sobre todo si se consume en exceso) y que alternar un vaso de agua por cada uno de vino nos ayuda a sentirnos mejor la mañana siguiente. De hecho, uno de los principales motivos por los que llegan los síntomas de la resaca es la deshidratación, ya que el alcohol presente en el vino inhibe la hormona antidiurética. Esto hace que la producción de orina aumente, y en este proceso perdemos no solamente agua sino que también minerales.
Basta recordar que nuestro cuerpo está compuesto en un 75% por agua para entender cuán importante es este elemento para ayudar a transportar nutrientes. Si a esto le sumamos el dato que después de una noche de bebida intensa podemos perder casi el equivalente al 1% de nuestro peso corporal en agua, podemos ver el nivel de deshidratación que será necesario revertir.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo promedio de agua sea de 3 litros por día para los hombres y 2,5 litros para las mujeres. Esto es, por supuesto, una pauta orientativa y general; las necesidades hídricas dependen del estado de salud de cada persona. Del mismo modo, también es importante advertir que privarnos el agua puede llevarnos a problemas infecciosos o metabólicos. Si no se ve compensada, la pérdida de agua puede derivar en manifestaciones nocivas para la salud y el ánimo.
Por todo esto, claro está que el agua (y no así el resto de bebidas azucaradas o edulcoradas) es la clave para asegurarnos sentirnos bien no solo durante una comida acompañada de vino, sino también el día siguiente de beber vino y todos los días de nuestra vida.
Buena comida, buen vino, ¡y buena agua!
Como hemos comentado anteriormente, lejos quedaron los tiempos en los que quienes bebían vino dejaban de lado el agua. Sabemos que la mejor manera de beber, tanto vinos como licores, es acompañarlas con una buena cantidad de agua para mantenernos hidratados. El agua es la reina de las bebidas y reclama su lugar en la mesa. Pero, ¿por qué también es una gran aliada a nivel maridaje?
El agua, en líneas generales, no tiene un efecto en el paladar donde desequilibre profundamente las sensaciones (en el artículo «¿El agua tiene sabor?» explicábamos en profundidad la degustación del agua). Cuando tomamos vino, lo que buscamos al beberla es limpiar nuestra boca y refrescarla, sobre todo si estamos comiendo alguna comida contundente y con mucho carácter. Para lograr el maridaje perfecto de vino y agua, los expertos recomiendan fundamentalmente las aguas ligeras con más contenido mineral, que funcionan especialmente bien para acompañar platos intensos.
Algunas ideas de maridaje
De la misma manera en la que en los restaurantes se complementa cada plato con una bebida sugerida, también podemos armonizar el agua con el vino. Hay algunas reglas que se pueden utilizar para maridar estas dos bebidas en nuestra mesa:
- El agua mineral natural tiene un sabor muy suave, equilibrado y ligero. Por eso va bien con vinos frescos y blancos, pero también con tintos añejados y rosados ligeros. Se recomienda servirla a 10 grados para disfrutarla de la mejor manera.
- Los vinos con mucho cuerpo o licorosos se llevan bien con el agua con gas porque limpia la boca y la abre. Esta agua puede servirse bastante más fresca para lograr una mejor integración del gas carbónico.
- Los vinos espumosos también cambian bastante dependiendo de cómo los combinemos. Prueba tus favoritos con agua con gas y sin, y verás cuál queda mejor.
- En el maridaje entre agua, comida y vino tiene algunos secretos y el principal es que el vino nos desordena la percepción de los gustos y también cambia con la oxigenación. El agua, en cambio, se mantiene estable y, por lo tanto, ayuda a mantener el equilibrio.
Copas de agua y de vino: ¿se puede utilizar las mismas?
El uso de las copas para el agua y para el vino es toda una ciencia; cada tipo de agua y cada tipo de vino se disfrutará más según el recipiente en el que se beba.
Para beber agua y disfrutar de sus cualidades organolépticas (gusto, textura, olor y color, según nuestros sentidos), la copa ideal debe ser bastante abombada y de un gran tamaño, sin ningún adorno para poder admirar su transparencia, y la costumbre es servir agua antes de empezar a comer. A grandes rasgos, es la copa de mayor tamaño que se ubica en la mesa (aunque algunas copas de vino tinto pueden rivalizar en tamaño). A la hora de servirla, si bien la costumbre es colocar un poco menos de la mitad, podemos excedernos un poco. La copa de agua será siempre la primera en la fila de copas. En concreto, la copa para el agua con gas deberá tener una boca algo más estrecha, para que no «escapen» las burbujas.
Con la boca un poco más estrecha que la del agua, para que los aromas del vino se retengan, la copa de vino tinto es la segunda en tamaño luego de la de agua. A la hora de servir, siempre es mejor elegir una cantidad moderada de en relación al tamaño general de la copa (se calcula que debe ser un tercio de su capacidad). En la mesa se la coloca a la derecha de la de agua.
La copa del vino blanco es una copa más estilizada y un poco más pequeña que la que se usa para el vino tinto, ya que los vinos blancos o rosados generalmente necesitan una temperatura más fresca. Por este mismo motivo, se intenta que la cantidad servida sea menor para preservar la temperatura. Se la suele colocar a la derecha del vino tinto.
Agua mineral natural Peñaclara
Cuando buscamos crear la mejor combinación debemos usar los mejores elementos. Es por eso que un agua mineral natural como Peñaclara puede ser el acompañamiento perfecto para la mejor copa de vino. Al caracterizarse por su pureza original por su origen suterráneo y al estar protegida de todo tipo de contaminación, su constante composición de minerales también le dan propiedades que son muy favorables para la salud. Un agua como el Agua Mineral Natural Peñaclara es la compañía ideal para una copa de vino por sus oligoelementos, su idónea concentración y su interacción con el metabolismo humano.
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