Sea por la circunstancia que sea, muy a menudo los bebés necesitan recurrir leche en polvo para alimentarse durante los primeros meses de vida. Se trata de una solución que contiene de forma artificial todos los nutrientes y elementos que un recién nacido necesita obtener para crecer sano y con fuerza. Aunque no iguala a la leche materna, es un salvavidas si se da el caso de que no se puede acceder a ella. Sin embargo, la dificultad no reside en conseguir la leche en polvo, sino en cómo preparar un biberón. Además de elegir el agua correcta para el estómago de un recién nacido, es necesario llevar a cabo una serie de pasos y elecciones para que resultado sea el adecuado y no haya complicaciones o errores. Aunque de agua es de lo que más sabemos en Peñaclara, nos hemos puesto manos a la obra para descubrirte todos los secretos de la preparación de un biberón si tu bebé lo necesita. Vayamos paso por paso.
¿Por qué es importante preparar el biberón correctamente?
Preparar bien el biberón de un recién nacido puede tener muchas más ventajas de las que parece. De hecho, hacerlo bien influye en el buen sueño del bebé. Hay que tener en cuenta que la alimentación y el sueño son los principales problemas y actividades de un recién nacido, pero no solemos percatarnos de que una lactancia distinta a la materna, como la diferida, la mixta o la artificial, pueden afectar a estos procesos, además del tipo de leche que se elija o su cantidad que toma.
Si un bebé traga mucho aire mientras come, es posible que después tenga los llamados cólicos del lactante, muy problemáticos y dolorosos para el recién nacido. Este hecho le provoca una mala digestión, por lo que siempre deberemos optar o buscar una forma de alimentación que no le haga tragar aire para favorecer la digestión y que pueda dormir adecuadamente. Además, se reducirán las posibilidades de que sufra cólicos, gases o regurgitaciones.
Serán los papás, mamás o cuidadores los encargados de que, cuando se tome el biberón, lo haga de forma que pueda tener la mejor digestión posible, y para ello es importante saber prepararlo.
La tetina
Aunque es un aspecto del biberón que no suele tenerse muy en cuenta, elegir la tetina correcta es uno de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar los padres, ya que existen en el mercado múltiples modelos y es normal abrumarse y no saber cuál elegir.
Material
Si tenemos en cuenta el material, podemos escoger entre las de látex y las de silicona. Ambas tienen cosas positivas y negativas:
- Látex: provienen de un material natural y es bastante resistente. Es cierto que el uso lo desgasta más que la silicona, por lo que si se escoge este material la tetina se tiene que cambiar con frecuencia. Las reconocerás enseguida porque son de color marrón anaranjado.
- Silicona: aguantan mejor el paso del tiempo, pero, sin embargo, son más propensas a sufrir roturas. La mejor forma de diferenciarlas con las de látex es que son transparentes.
Forma
Teniendo en cuenta su forma, podemos encontrar tetinas anatómicas y tetinas fisiológicas.
- Anatómicas: son redondas y planas para adaptarse al paladar.
- Fisiológicas: son más alargadas y buscan adaptarse a la forma natural del pezón del pecho materno. Las tetinas fisiológicas son las que se suelen utilizar cuando hay que realizar la transición del pecho al biberón en un bebé.
También tendrás disponible la tetina típica que nos viene a la cabeza cuando pensamos en ella, la llamada tetina de gota, pero no suele recomendarse, ya que aumenta las probabilidades de que aparezcan deformaciones en el paladar.
Cantidad de flujo
A la hora de elegir también podemos tener en cuenta qué cantidad de flujo es más conveniente para el bebé en cuestión, puesto que existen aquellas que permiten un flujo lento, medio o uno rápido. Las de flujo lento se utilizan fundamentalmente para bebés prácticamente recién nacidos que aún están aprendiendo a mamar. Las de flujo lento o rápido se pueden introducir conforme el bebé crezca; él mismo indicará si necesita más cantidad y la velocidad de succión.
Ahora que ya sabes más o menos los criterios que existen, es más fácil elegir una tetina basándose en ellos. Recuerda que el propio bebé irá indicando qué le viene mejor; al final, la elección solamente necesita observación y sentido común. De todas formas, siempre se puede consultar al pediatra y preguntar cuál sería la mejor teniendo en cuenta las características del bebé. A partir de ahí solamente hay que ir probando y observar cualquier cambio en el pequeño hasta encontrar la mejor opción.
Limpieza
Esta fase es una de las más importantes a la hora de preparar un biberón, ya que el bebé todavía no cuenta con las defensas necesarias para combatir una infección o bacteria (es la leche materna la que se las proporciona). Por eso no podemos ser negligentes en este aspecto y siempre tenemos que seguir el procedimiento a rajatabla.
El biberón deberá limpiarse siempre antes y después de cada uso, desmontándolo para asegurarnos de que limpiamos todas las piezas profundamente. Esta limpieza se realiza con agua y jabón, insistiendo mucho en el aclarado para que no quede ni una gota del producto que el bebé pueda tomarse después por error. Lo mejor es dejarlo que se seque al aire y evitar cualquier contacto con otros elementos. Se puede meter en el lavavajillas, pero en este caso deberemos consultar las indicaciones del fabricante.
Un dato extra: aunque hace muchos años sí solía recomendarse, hoy en día no es necesario esterilizar el biberón. Las mejoras en las condiciones higiénicas de la sociedad y en la calidad de los productos hacer que no exista riesgo para la salud del bebé si no se lleva a cabo este proceso.
Preparación
Ahora pasemos al ‘meollo’ del asunto: cómo preparar un biberón. Por supuesto, necesitaremos leche o un preparado de ella especial para bebés. Aunque la popular es en polvo, hoy en día puedes encontrarla también en forma líquida.
Existen 2 tipos de preparados:
- Las leches de inicio (tipo 1): Para bebés de entre 0 a 6 meses. Se puede utilizar también durante todo el primer año de vida.
- Las de continuación (tipo 2): Se usan a partir de los 6 meses.
La higiene por delante: lo primero de todo es que la persona que va a prepararlo se lave concienzudamente las manos con agua y jabón antes siquiera de tocar el biberón. Todas sus partes ya deberán estar previamente limpias y secas (te recomendamos que las guardes envueltas en papel y evites siempre que puedas trapos de cocina).
Si te decantas por la leche líquida, simplemente tendrás que verter la cantidad necesaria que tome el bebé en el biberón y calentarla. Si usas leche en polvo, lo primero será leer las instrucciones para la preparación; será con ellas con las que calcules la cantidad de leche y agua. Esta se deberá calentar a 70ºC como mínimo para asegurarnos de que hemos destruido cualquier bacteria que exista en el agua (que el recién nacido no podría combatir) y no dejar que se enfría durante más de media hora antes de hacer la mezcla.
Para salir de dudas lo mejor es utilizar un termómetro de cocina (ten solamente uno para este propósito) para asegurar la temperatura y añadirla en el biberón. Después toca echar el polvo de leche en su cantidad exacta según las instrucciones del fabricante; normalmente será de un cacito raso de leche por cada 30 ml de agua.
Cuando la mezcla esté lista hay que comprobar la temperatura echando unas gotitas en la zona interior de la muñeca. Si no te quema significa que se la puedes dar al bebé; si no, deja que se enfríe unos minutos. Y, por supuesto, tira el sobrante y jamás lo dejes para usarlo en otro momento; estas mezclas tienen un máximo de 2 horas para su consumo una vez se hacen.
Cómo darle el biberón
Arriba hemos comentado que es muy importante para evitar gases o cólicos la forma en la que se prepara, pero también cómo se le da el biberón. Cada bebé y cada padre y madre o cuidador es un mundo, por lo que la mejor forma es ir probando y encontrar una postura cómoda para ambos. Conforme el bebé crezca habrá que adecuar la postura y repetir el proceso. También es cierto que tardará menos tiempo en tomarse el biberón porque tendrá más fuerza y estará más acostumbrado. Los recién nacidos necesitarán un poco más de ayuda y tiempo para comer.
Si estás preguntándose si existe algún método para dar el biberón, nosotros te recomendamos el Kassing, una técnica cuya prioridad es imitar las condiciones de agarre, succión y esfuerzo de la lactancia materna. Hay cientos de vídeos en Internet que te mostrarán la forma adecuada de seguir este método, pero el resumen es que tienes que colocar al bebé sentado y con el torso en vertical. Después pon el biberón todo lo horizontal que puedas para reducir el efecto de la gravedad y obligar al bebé a hacer un pequeño esfuerzo por succionar, parecido al que haría si tomase el pecho.
Tras la toma siempre hay que incorporar un poco al bebé, apoyado en el hombro y darle pequeños golpes o masajes en la espalda para que pueda eructar y expulsar los posibles gases que tenga si ha tragado aire mientras bebía.
¿Se puede dejar el biberón preparado?
Con el estrés y el nivel de trabajo que tienen nuestras vidas, actualmente es normal buscar soluciones o pensar en formas de aliviar la cantidad de cosas que tenemos que hacer o incluso dejar algunas preparadas. De ahí que una de las preguntas más comunes con los biberones sea la de si se pueden dejar preparados.
Se aconseja prepararlo en el momento, pero si la situación es compleja o toca el biberón de medianoche o de madrugada y no se quiere pasar por todo el proceso de preparación, se puede dejar hecho en el refrigerador, siempre que la temperatura sea de -5º C.
En el momento de dárselo, sácalo de la nevera y caliéntalo (puedes usar un calienta biberones o ponerlo al baño María). El microondas no es una buena opción porque no calienta de forma general y puede crear zonas de leche que quemen más que otras. Ahora solo falta agitar el biberón para que la mezcla sea homogénea, comprobar la temperatura y ¡listo!
Si tienes algún plan o quieres salir de paseo o excursión con el bebé y necesitas un biberón ya preparado, puedes meterlo en una bolsa de conservación de frío y recalentarlo cuando llegues a tu destino. Si no vas a estar fuera de casa mucho tiempo puedes meter el agua caliente en un termo, llevar los polvos aparte y hacer la mezcla cuando estés tranquilamente cuando sea el momento de la toma.
Cuando tenemos que cuidar de un bebé, cualquier precaución es poca. Elegir el agua con la que haremos la preparación de un biberón también es fundamental para su salud y su correcto crecimiento. Por eso en Peñaclara nos tomamos muy en serio el agua. La nuestra es de origen subterráneo y está protegida de todo tipo de contaminación. Cuenta con una composición constante en minerales que le confieren propiedades favorables para la salud.
Sus oligoelementos, su idónea concentración y su interacción con el metabolismo humano son los que han conferido al agua sus diferentes propiedades terapéuticas, por lo que está indicada para toda la familia, incluidos los que acaban de llegar a ella. Si quieres saber más sobre su composición o tienes alguna duda, puedes ponerte en contacto con nuestro equipo, que resolverá cualquier cuestión sobre la que llamamos ‘el agua de La Rioja’.