Golpe de calor: Tratamiento y prevención

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Detectar un golpe de calor puede no ser tan fácil como parece, así que es importante despejar un poco las dudas ahora que el clima es cada vez más cálido. Para un ‘ojo entrenado’, como puede ser el de un médico, quizá sea simple identificar lo que le está ocurriendo a un paciente, pero cuando una sintomatología puede ser similar o parecida a otra enfermedad, la cosa se complica.

De ahí que, sobre todo cuando empieza a entrar el verano, sea fundamental poder detectar cuándo una persona está pasando por un golpe de calor y el tratamiento que se le debe aplicar. Conocer el procedimiento puede hacer que el golpe no vaya a más y desemboque en un problema mucho más grave. Vamos a explicarte todas las bases y los pasos que podemos hacer en el momento para ayudar.

¿Qué es un golpe de calor?

Seguro que en algún momento hemos escuchado este término, hemos visto a una persona pasar por él o incluso lo hemos sufrido en nuestra propia piel, pero, ¿en qué consiste? ¿Qué ocurre en nuestro cuerpo? Este trastorno tiene su origen en un exceso de calor que llega a nuestro cuerpo por una exposición intensa y prolongada a unas altas temperaturas.

Aunque esa es la causa más común y generalizada, no es la única: un esfuerzo excesivo cuando hacer mucho calor o el uso de drogas estimulantes, inhibidores de la monoaminooxidasa o medicamentos anticolinérgicos (antihistamínicos) en sobredosis también pueden generar en nuestro organismo la misma respuesta, es decir, un golpe de calor.

Este trastorno está considerado la forma más grave y peligrosa de lesión por calor y se produce cuando la temperatura corporal llega o supera los 40 °C, de ahí que normalmente se dé sobre todo en verano. Aunque pueda parecer algo poco grave desde fuera, la realidad es completamente distinta: se necesita tratamiento de urgencia si se llega a dar, ya que puede afectar al cerebro y a otros órganos, como los riñones o el corazón. Cuanto más se tarde en detectar el golpe de calor y dar un tratamiento, más posibilidades hay de que se produzcan complicaciones irreversibles.

Si el cuerpo falla en regular el calor y aumenta la temperatura central, se ‘encienden’ las citocinas, que son pequeñas proteínas encargadas de regular la función de las células. Como resultado, se produce el golpe de calor, que se puede clasificar en dos tipos:

 

Clásico 

Aparece a los 2-3 días de exposición, por lo que no es instantáneo. Suele producirse sobre todo en verano, donde estamos expuestos a altas temperaturas durante mucho tiempo. Afecta especialmente a personas mayores, aunque en realidad puede ocurrirle a cualquier persona que tenga acceso limitado a líquidos, especialmente al agua

 

Por esfuerzo

Este tipo de golpe de calor ocurre prácticamente al instante y afecta a cualquier persona, esté o no sana, que esté realizando un esfuerzo físico cuando hay altas temperaturas. Es uno de los mayores problemas de los atletas jóvenes. La problemática ocurre cuando se genera una carga térmica casi instantánea y súbita que el cuerpo no puede gestionar. De hecho, cuando notamos que estamos más cansados por el calor, también es alarma de posible golpe de calor si no lo controlamos.

 

Síntomas

Ahora que ya tenemos claro que el golpe de calor se produce por una exposición prolongada a altas temperaturas, normalmente generadas por el sol, y además en un ambiente con poca ventilación, podemos explicar qué síntomas debemos aprender a leer para detectar este trastorno. Hay que tener en cuenta que el cuerpo comenzará a perder agua y sales esenciales, fundamentales para su  funcionamiento, por lo que también tendrá dificultades para regular su temperatura con mecanismos habituales, como lo es la sudoración.

Al no poder reducir la temperatura, nuestro organismo comenzará a darnos ‘señales de alarma’ a los que deberemos prestar atención. Si has estado expuesto a temperaturas muy elevadas, ten en cuenta los siguientes síntomas para los días siguientes:

  • Sed intensa y sequedad en la boca.
  • Temperatura corporal mayor a 39 °C.
  • Sudoración excesiva.
  • Sensación de calor sofocante.
  • Piel seca.
  • Agotamiento, debilidad.
  • Mareos o desmayos.
  • Vértigo.
  • Calambres musculares.
  • Agitación.
  • Dolores de estómago, falta de apetito o vómitos.
  • Dolores de cabeza.
  • Confusión, desorientación, delirio…

 

Queremos hacer un pequeño inciso para comentar que, en el caso de que los bebés sufran un golpe de calor, para detectarlo también deberemos fijarnos en si tienen la piel irritada del sudor, sobre todo en pecho, cuello, axilas, pliegues del codo y pañal,  o si tienen un llanto muy inconsolable, cosa que podría ser consecuencia de la irritabilidad por un golpe de calor.

 

Tratamiento

Para los golpes de calor, el tratamiento que más recomendamos es acudir a la primera señal de este trastorno al médico de urgencias, ya que, sin el tratamiento adecuado, puede llegar a causar problemas más graves e irreversibles. La solución se centrará normalmente en buscar el enfriamiento del cuerpo para que vuelva a tener una temperatura normal y, especialmente, para prevenir cualquier posible daño en los órganos. Para ello, el médico podría optar por: 

  • Sumergir al paciente en agua fría: Una de las mejores formas de bajar la temperatura del cuerpo, y a la que los médicos suelen recurrir, es un baño de agua fría o incluso helada. La rapidez es un punto clave, así que cuanto más rápido se realice esta parte mejor.

 

  • Usar técnicas de enfriamiento por evaporación: La siguiente técnica que suele realizarse es comenzar a bajar la temperatura corporal por evaporación. Se vaporiza agua muy fría mientras se abanica aire caliente sobre el cuerpo para que el líquido se evapore y, con ello, se ‘lleve’ el calor, enfriando la piel.

 

  • Envolver al paciente en hielo y/o en mantas de enfriamiento: Si el centro de salud al que se acuda dispone de compresas de hielo es una excelente forma de reducir la temperatura. Normalmente, los lugares en los que las aplicarán serán cuello, espalda, axilas e ingle (las partes por donde mejor sale el calor).

 

  • Medicamentos para detener los escalofríos:  Se puede dar la situación de que los tratamientos aplicados para reducir la temperatura corporal den escalofríos del choque térmico, es decir, el cambio de calor a frío. En estos casos, como la temperatura tiene que seguir bajando, el médico de urgencias podrá suministrar al paciente relajantes musculares. 

 

Remedios ‘caseros’

Es posible que el golpe de calor y su tratamiento no se den en una consulta médica, sino en casa, donde se empezarán a ver los primeros síntomas. Debemos recordar que este trastorno no se puede tratar solamente en casa, sino que hay que acudir al médico o llamar a urgencias. Si la persona que lo padece no puede acudir al centro, mientras esperamos a que llegue una ambulancia, podemos realizar algunos pasos para refrescarle y aliviarle el aumento de temperatura:

  • Entra en un lugar con aire acondicionado o busca sombra. Si te da un golpe de calor en plena calle, lo mejor es buscar sombre o algún lugar con aire acondicionado para refrescarse e impedir que el golpe vaya a más.

 

  • Humedece toallas. Si observas que alguna persona está pasando por un golpe de calor, mientras llegan los servicios sanitarios puedes ayudarle mojando una toalla o algún tejido y ponérselo en la frente. Si tienes un ventilador cerca, haz que apunte a la zona de agua fría para refrescar todavía más y que tenga una ‘corriente de aire’.

 

  • Una ducha es una de las mejores formas de bajar temperatura. Eso sí, considera si tienes la suficiente fuerza como para ducharte solo. En caso negativo, lo mejor es quedarse quieto y refrescarse con otros métodos.

 

  • Cuando nos da un golpe de calor perdemos mucha agua, por lo que es fundamental consumir mucho líquido y sales minerales, que también comenzaremos a perder. Lo mejor es el agua o alguna bebida para deportistas (contienen muchos minerales). Cuando el médico te vea te dirá también si necesitas algún suplemento en concreto o si debes llevar alguna dieta especial durante un tiempo. Eso sí,  evita las bebidas azucaradas como refrescos o alcohólicas porque pueden interferir en la regulación de la temperatura corporal.

 

Prevención

Lo prometido es deuda: además del tratamiento, que debe ser dado por un médico, también es necesario saber qué podemos hacer nosotros para evitar un golpe de calor, especialmente ahora que van a comenzar a subir las temperaturas. Veamos algunos hábitos que deberemos incluir en nuestro día a día:

  • Evitar la exposición prolongada al sol. Especialmente de 12 a 17 horas, que es cuando el sol está más alto y, por lo tanto, más calor genera. Es muy importante no quedarse dormido bajo el sol o permanecer mucho tiempo bajo su calor directo. 

 

  • Proteger zonas concretas del cuerpo como la cabeza, ojos y hombros,  para prevenir golpes de calor y quemaduras. 

 

  • Mantener una adecuada hidratación con agua, líquidos y bebidas isotónicas, evitando comidas pesadas que puedan dificultar la digestión y aumentar la temperatura interna.

 

  • Escoger ropa ligera que ayude al cuerpo a transpirar. De esta forma estamos haciendo que el principal mecanismo de refrigeración del cuerpo funcione sin ningún impedimento. Es también imprescindible prestar especial atención a niños y ancianos a la hora de analizar la ropa que llevan.

Cuando hay sospechas de golpe de calor, nuestro mayor aliado siempre será, por supuesto, el agua. Desde Peñaclara jamás nos cansaremos de recordar la importancia de consumirla todos los días, incluso poniéndose recordatorios si fuese necesario. Es ella la que nos da la vida y hace que nuestro organismo puede funcionar correctamente. 

De ahí que sea tan importante escoger y entender bien qué estamos bebiendo. Por eso nuestra agua, de origen subterráneo, está protegida de todo tipo de contaminación y cuenta con una composición constante en minerales que le confieren propiedades favorables para la salud. Cuidar del agua significa cuidarnos a nosotros y por eso valoramos la composición con la que la muestra cuenta. Sus oligoelementos, su idónea concentración y su interacción con el metabolismo humano son los que han conferido al agua sus diferentes propiedades terapéuticas.

Si quieres saber más o estás pensando en hacerte distribuidor, solamente tienes que ponerte en contacto con nuestro equipo, que buscará una solución personalizada y acorde a tu situación.

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